Hace aproximadamente dos años, en el contexto de una pérdida importantísima de votos a nivel nacional que llevó al PSOE a perder la condición de primera fuerza de la izquierda en las principales ciudades de España (Madrid, Barcelona, Valencia o Zaragoza), los socialistas de Zaragoza obtuvimos unos resultados objetivamente malos que nos enfrentaron a una serie de situaciones inéditas en todo el periodo democrático.
Por una parte, hubimos de abordar la decisión brindar nuestro apoyo a un alcalde de otra fuerza política de izquierdas. El Grupo Socialista, desoyendo cualquier otro ofrecimiento, desde el primer momento tuvo claro la necesidad de que esa mayoría de izquierdas cristalizase en un gobierno de izquierdas.
Sin embargo, la decisión de Zaragoza en Común de no negociar ninguna base de acuerdo programático que diese a la legislatura la estabilidad necesaria, nos abocó tanto al PSOE como a CHA a un escenario igualmente inédito: ejercer la oposición ante un gobierno de izquierdas que con su decisión de no negociar ningún acuerdo se situaba en posiciones populistas y sectarias, en absoluto matizadas para incorporar los planteamientos del resto de fuerzas progresistas.
Desde ese momento, el PSOE planteó una oposición constructiva, abierta a alcanzar acuerdos con el Gobierno, pero firme en la defensa del programa político con el que concurrimos a las elecciones y que recibió el respaldo de más de 60.000 zaragozanos y zaragozanas y sin olvidar la defensa de la gestión llevada a cabo durante los 12 años de gobierno socialista en el Ayuntamiento.
Esa línea es la que hemos venido manteniendo, defendiendo un programa nítidamente de izquierdas, pero alejado de los radicalismos y postureos más próximos a la CUP que a un proyecto de izquierdas razonable que han caracterizado la gestión de Zaragoza en Común durante estos dos años. Todo ello con un objetivo fundamental: lograr que el PSOE vuelva, en 2019 a ser la principal fuerza política de la izquierda en la ciudad de Zaragoza y desde esa posición, liderar un gobierno que, como otras veces ha sucedido, sea capaz de construir una ciudad mejor, más progresista, más sostenible y más solidaria.
A lo largo de estos dos años hemos sido capaces de alcanzar acuerdos frente al discurso del victimismo esgrimido por Zaragoza en Común para esconder sus propios fracasos. La realidad nos muestra como en los dos últimos años, el PSOE ha respaldado los presupuestos presentados por el Gobierno, así como las ordenanzas fiscales para 2017. Esto es tanto, como decir que el PSOE ha brindado al Gobierno el mayor instrumento de gestión política que puede disponer un gobierno.
Y lo hemos hecho mediante una voluntad negociadora clara. Acudiendo desde el primer momento a las mesas de negociación presupuestaria, sin buscar excusas y recovecos tal y como ha hecho Podemos en los diferentes acuerdos presupuestarios habidos en Aragón.
Lejos de bloquear por tanto la gestión de Zaragoza en Común, el PSOE ha facilitado que la ciudad cuente con presupuestos a tiempo y que esos presupuestos mejoren sustancialmente los inicialmente presentados por ZEC. Igualmente, a lo largo de estos dos años, hemos facilitado las diferentes modificaciones de crédito planteadas por el Gobierno para la adecuada ejecución del presupuesto.
Pero también hemos sido firmes y contundentes frente a la incapacidad, falta de transparencia y sectarismo de un gobierno que ha tratado de disimular su falta de proyecto y de capacidad política generando conflictos innecesarios y promoviendo, al estilo de la CUP, un clima de crispación que ha contaminado casi cada asunto de relevancia que se ha abordado en la ciudad.
Clica en las siguientes imágenes para conocer nuestras propuestas y las diferentes posiciones en diferentes ámbitos de la actividad municipal que hemos sostenido durante esta legislatura, o puedes descargar todo en PDF aquí.