La Junta Vecinal ha ratificado los proyectos para no perder el dinero consignado y pese a que algunos no tienen informes y otros han pasado de la denegación al visto bueno sin razones aparentes
Zaragoza, 21 de Septiembre de 2018 – La Junta Vecinal de Montañana ratificó ayer las propuestas de los Presupuestos Participativos, que deberán someterse a la votación final de los vecinos para decidir en última instancia los proyectos que se llevan adelante. El proceso, que nació marcado por la polémica ya que ignoraba las iniciativas que llevaron a los alcaldes y a sus equipos a las juntas tras someterlos a votación vecinal, afronta la recta final marcado por la improvisación, la falta de informes y una gestión poco rigurosa.
La alcaldesa de Montañana, Cristina Vargas (PSOE), considera que ha habido “falta de cariño” en este proceso y lamenta que después de tres meses, el servicio de Participación no haya sido capaz de informar las diez obras que se seleccionaron en el barrio sobre las más de cincuenta propuestas presentadas. “Hemos ratificado las obras para no perjudicar al barrio, porque en caso de no avalar las propuestas se podría cuestionar el destino final de la partida”.
Pero Vargas señala, entre sorprendida y desilusionada, que a estas alturas hay dos proyectos sin informar. Uno de ellos, que supone la realización de obras en la finca del Gran Capitán, dispone de 60.000 euros, pero no se sabe en qué se invertirán, porque no hay proyecto. Tampoco entiende que, de la noche a la mañana, una actuación como la instalación de una instalación deportiva al aire libre en el barrio, que se desestimaba por no disponer de suelo municipal apropiado para su instalación, se encuentre con el visto bueno de los informes, o que decaiga la compra de un ruedo portátil porque, arguyen los informes, necesita un sitio donde guardarse, personal para el montaje y desmontaje y supera el montante económico asignado, pese a que no conocemos su valor.
Otras obras que se han ratificado “por obligación” tienen asignada una elevada cantidad de dinero, como la pintura del comedor del colegio, que reserva 8.000 euros para un espacio de apenas 200 metros cuadrados, o el montaje de dos porterías plegables para fútbol 8, que en el barrio tienen presupuestos mucho más económicos.
“Nos da la impresión de que tanto el área de Participación, como la consejera Elena Giner, han dejado de cuidar este proceso, que no sabemos ni si va a cumplir los ajustados plazos de licitación y ejecución previstos para los trabajos”, dijo Cristina Vargas, quien considera que el Ayuntamiento de la plaza del Pilar “está muy lejos y de espaldas” a los barrios rurales, concluyó.