Las sesiones cumplen todos los requisitos formales pero han perdido cualquier eficacia para el debate político o para el seguimiento de la gestión del Gobierno
Las comisiones de Servicios Públicos que celebra el Ayuntamiento de Zaragoza cada mes, lejos de ser el espacio adecuado para realizar el seguimiento de la acción de Gobierno y para conocer en profundidad los asuntos que preocupan a los grupos, se han convertido en un muro en el que se estrella cualquier intento de debate y se obstaculiza la acción política de la oposición.
La concejala de Servicios Públicos del PSOE, Marta Aparicio, ha realizado esta denuncia pública tras la finalización de la sesión de hoy, en la que “ha costado más leer las interpelaciones o las preguntas que se dirigían al representante del Gobierno de ZeC que escuchar los argumentos del consejero, Alberto Cubero”.
Aparicio, ante lo que ha entendido como “una absoluta prisa” de Cubero por “quitarse la obligación de la comisión de encima” ha llegado a introducir sus intervenciones con un “ a ver si ahora tengo más suerte y me contesta”, a pesar de que las iniciativas que ha llevado hoy el PSOE a la sesión tenían mucho más que ver con la gestión que con posiciones políticas que pudieran generar polémica.
La concejala socialista considera que las comisiones no aportan nada “a quien vino a hacer la revolución”, por eso no da importancia a no saber todavía cuánto va a cobrar la empresa FCC por seguir prestando el servicio en las zonas verdes, ahora que no hay un contrato en vigor, o por qué razones los parques de Vadorrey y Oriente han perdido casi 200 árboles en estos dos años que Cubero ha estado al frente de Parques.
Lo cierto, dijo la concejala socialista, es que ZeC aprovecha todos los medios y mecanismos a su alcance para “vaciar de contenido los órganos de control del Ayuntamiento. En unos casos, con un asalto al poder para expulsar a la oposición de las sociedades y, en otros, guardando las formas, pero anulando cualquier operatividad de los mismos, como es el caso de Servicios Públicos”.
Al final, todo es lo mismo, recalcó Marta Aparicio: “una pérdida del pulso democrático del Ayuntamiento, y una deriva peligrosa de falta de respeto a la representatividad de los grupos, a su trabajo y a sus posiciones”.