Ayer miércoles día 22 la Comisión de Urbanismo y Sostenibilidad abordó un intenso debate sobre el futuro de la Factoría de Averly en Zaragoza. Después de un año en el gobierno, ni Zaragoza en Común ni el Consejero de Urbanismo, Pablo Muñoz han sido capaces de poner encima de la mesa un plan elaborado que pudiese servir como alternativa a los derechos que, por otra parte, tiene la propiedad de acuerdo con el Plan General de Ordenación Urbana. Es más, no ha sido hasta el 10 de junio de este año, cuando Pablo Muñoz decidió encargar el primer informe sobre las posibles alternativas disponibles. Nada menos que un año después. Esta incomprensible tardanza nos hace dudar seriamente de si el compromiso de Zaragoza en Común por “Salvar Averly” es real o nos encontramos ante el enésimo ejercicio de postureo por su parte. Algo que se agrava con el hecho de que ni Pablo Muñoz ni ningún responsable del área de Urbanismo haya entablado el más mínimo diálogo con los propietarios.
En su lugar, en menos de dos semanas, Muñoz armó un expediente absolutamente improvisado que ayer debatimos en el marco de la Comisión y que a propuesta del PSOE quedó suspendido a la espera nuevos informes jurídicos y técnicos para ser debatido nuevamente en la comisión del mes que viene. ¿Por qué propusimos los socialistas que el expediente quedase sobre la mesa y no se votase?
En primer lugar porque Urbanismo no responde a ninguna de las dudas más obvias que afectan a la propuesta de ZeC y que afectan a su legalidad, a las obligaciones de indemnización que pudieran corresponder al Ayuntamiento o el coste de la operación. No es propio de la quinta ciudad de España que se pida votar un expediente de esta importancia con un simple informe de cuatro páginas. Pero también porque consideramos que, desde el primer momento, sólo cabe una opción para “salvar Averly”: el diálogo.
Sólo a través del diálogo y del acuerdo será posible encontrar el equilibrio entre los derechos que corresponden en un estado de derecho a los propietarios y la aspiración igualmente legítima de conservar el conjunto de la factoría más allá de la catalogación establecida por el Gobierno de Aragón en su momento. Es la única certeza: sólo el diálogo puede salvar Averly.
Frente a la política permanente de confrontación que está caracterizando a ZEC en este año de gobierno, los socialistas estamos convencidos de la potencia transformadora del diálogo como herramienta política. La búsqueda constante de espacios de fricción política, puede resultar rentable si lo que se busca es mantener contentos a los ya convencidos pero en ningún caso es la actitud que corresponde a un gobernante responsable ni la que merecen los 700.000 zaragozanos y zaragozanas. Porque, tal y como se ha demostrado en Averly o como se demostró anteriormente en el conflicto de la huelga de autobuses, gobernar para la tribu y no para todos y todas, conduce irremisiblemente al fracaso y al enquistamiento de los problemas.
En el caso de Averly, la actitud de Zaragoza en Común y de Pablo Muñoz ha sido la de llenarse permanente la boca ensalzando el valor de Averly y prometiendo con toda solemnidad salvarla, pero en la práctica ni se ha negociado seriamente con la propiedad, ni se ha estudiado ni trabajado en las posibles alternativas, como demuestra que el primer (y único) informe técnico que aportó ayer el gobierno se encargase el día de 10 de junio. A qué demonios se ha dedicado Muñoz durante todo este tiempo es una incógnita absoluta. Pero el resultado tanta indolencia y falta de seriedad es que ayer, al límite de los plazos legales y a propuesta de Pablo Muñoz, se concedió la licencia de derribo para ejecutar la demolición de la parte no catalogada de Averly.
Sin embargo, no es tarde para preservar el conjunto si esa es la voluntad de la ciudad. Por ello, el Grupo Socialista ha presentado hoy mismo una moción al Pleno del día 1 de julio instando al Gobierno de ZEC a iniciar de inmediato negociaciones con la propiedad de la factoría al objeto de alcanzar un acuerdo que satisfaga los derechos que asisten en un estado derecho a los propietarios y que haga posible el legítimo interés de preservar el conjunto de Averly. En otras palabras, exigimos a Pablo Muñoz que haga lo que hasta el momento no ha hecho: que ejerza como Consejero de Urbanismo de la quinta ciudad de España.