Hemos emplazado al Gobierno de Zaragoza en Común y la concejala de Movilidad, Teresa Artigas, a realizar una urgente reordenación de la movilidad urbana en bicicleta en la ciudad, ya que la inconcreción normativa, la pérdida de usos y las nuevas incorporaciones de carriles sin consenso ciudadano, están llenando de incertidumbre esta modalidad de desplazamiento en la ciudad, que irrumpió con fuerza en Zaragoza tras la Expo de 2008, configurando una urbe más accesible, moderna y sostenible.
Consideremos que la pérdida de imagen que está experimentando la bicicleta en Zaragoza no es una buena noticia, y contrasta con el impulso inversor –el más claro de las políticas de ZeC– que se plantea destinar 4 millones de euros hasta 2019 para incrementar la red ciclabe, alcanzando más de 140 km de carriles específicos.
La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón que prohibió la circulación de las bicicletas por las aceras y la frustrada señalización que aclare qué calles permiten el paso de las bicicletas están generando una pérdida significativa de usos en un sistema de transporte que llegó a la ciudad con el impulso de los socialistas y el aval de toda la sociedad. Sin embargó, menos de una década después, las decisiones que se toman sobre esta modalidad de movilidad está haciendo que surja la polémica entre usuarios y peatones, y que crezca la inseguridad de muchas personas que habían optado por incorporar la bici a sus desplazamientos diarios. De hecho, según datos del servicio Bizi, el alquiler de estas bicis urbanas perdió un 17% ( 6.000 usuarios) el año pasado.
La falta de consenso, incluso de consulta previa y participación de las entidades ciudadanas, a la hora de realizar nuevos carriles bici en la ciudad no facilita las cosas, y hace que no se vean con buenos ojos las ampliaciones de la red ciclable. Además, algunas de estas incorporaciones de carriles bici, como la que ya funciona en el paseo de la Constitución, están generando desde el principio considerables complicaciones en la movilidad general, en un momento en el que la ciudad aún no ha alcanzado la actividad normal del año. Las mismas sensaciones se anticipan ya con las obras de carácter similar que se realizan en Vía Hispanidad con el la rotonda de Toulouse, y en la calle Rioja.
El PSOE considera que la movilidad, y los planes que la ordenan, deben ser integrales para que la coexistencia entre los diferentes modelos sea eficaz y armónica, algo que ya no ocurre en Zaragoza, y que amenaza con deteriorarse más si no hay una intervención a tiempo que la regule con racionalidad.
ZeC no ha tenido prisa en revisar el Plan de Movilidad Sostenible, que nació desde el consenso y la planificación, y que requiere desde hace un año una revisión e profundidad tras una década de vigencia. La movilidad es una demanda fundamental en las ciudades y un elemento de calidad de vida si se consigue una interacción adecuada entre todos los protagonistas de la misma.
El retraso en abordar la organización general y el deterioro de la movilidad en bicicleta lleva al PSOE a reclamar un auténtico plan de choque para la bici y la reorganización inmediata de este sistema para evitar conflictos y un aumento de la siniestralidad.